A medida que la temporada de fútbol llega a su fin, el Real Zaragoza se encuentra en un momento de espera, con decisiones cruciales en el aire. A pesar de haber asegurado la salvación anticipada en Santander, los dirigentes del club han optado por no tomar decisiones importantes hasta después del último partido de la liga.
El próximo enfrentamiento contra el Albacete Balompié, que a priori parece ser un trámite sin ninguna repercusión en la clasificación, se convierte en una barrera para avanzar en la toma de decisiones importantes dentro del club. La necesidad de completar la liga oficialmente antes de abordar cualquier cambio en el equipo o en la estructura organizativa ha llevado a un período de incertidumbre y expectativa en el seno del Real Zaragoza.
La victoria en el último partido ha proporcionado una oportunidad única para acelerar los procesos de remodelación del equipo y del organigrama, pero los dirigentes han optado por mantener la calma y esperar a que finalice la temporada para tomar decisiones definitivas. La continuidad del entrenador, Víctor Fernández, es el principal foco de atención, y su futuro en el club sigue siendo incierto hasta que concluya oficialmente la liga.
Víctor Fernández ha expresado públicamente sus ideas y deseos para el próximo año, buscando un proyecto ambicioso que incluya la posibilidad de ascenso a Primera División. Sin embargo, en un contexto cambiante, algunos sectores podrían cuestionar estos objetivos, lo que añade un elemento de incertidumbre al futuro del club.
Con la temporada llegando a su fin, los miembros de la directiva prefieren no apresurar las decisiones y optan por mantener un enfoque gradual, a pesar de la inevitable prolongación de la incertidumbre. El futuro del Real Zaragoza, junto con el de Víctor Fernández, queda en suspenso hasta que concluya la última jornada de la liga, dejando a los aficionados y al club en un estado de expectativa e indefinición.