La XIII edición de los Premios Simón del cine aragonés: Una Gala Profesional y Comprometida con la Nueva Academia

El Teatro Marín de Teruel fue testigo de la emoción cinematográfica durante la XIII edición de los Premios Simón del Cine Aragonés. La gala, presentada por Luis Larrodera, destacó especialmente el éxito de «El nuevo barrio», que se alzó con siete galardones en un total de catorce categorías en las que estaba nominado.

El director Víctor Izquierdo se coronó en múltiples aspectos, llevándose los premios a Mejor Cortometraje de Ficción o Animación, Mejor Dirección, Mejor Montaje y Mejor Guion junto a Juan López de la Osa y Mario López. Además, Mario López fue galardonado también con el premio a Mejor Fotografía. Por su parte, José Luis Esteban se llevó el premio a Mejor Actor, mientras que Almudena Gotor fue reconocida como Mejor Dirección Artística.

«Manolo Kabezabolo» obtuvo dos distinciones: Mejor Largometraje de Ficción o Animación o Documental, para José Alberto Andrés Lacasta, y Mejor Banda Sonora Original, para Manuel Méndez. Otros destacados fueron «El olvido del mar», ganador en la categoría de Mejor Documental Largometraje o Cortometraje, para Mirella R. Abrisqueta, y Mejor Dirección de Producción, para Ana Esteban.

Además, «Luz de septiembre» se llevó los premios a Mejor Maquillaje y Peluquería, para Carmen Gabás, y Mejor Vestuario, para Anabel Bonsón y Nuria Sesé. «Lo mereces» destacó con el Premio Simón a Mejor Actriz, para María José Pardo, mientras que «Cutanda, la batalla olvidada» obtuvo el premio a Mejor Sonido para Álvaro Pérez, y «Las cerezas del exilio: historias de talento desterrado» se alzó con el premio a Mejores Efectos Especiales o Visuales para Sergio Duce.

La gala también incluyó un momento especial y emotivo con la entrega del Simón de Honor, que reconoció el trabajo de Nacho Navarro y la contribución al cine turolense del Cine Maravillas. La presidenta de la Academia del Cine y el Audiovisual Aragonés, María José Moreno, expresó su satisfacción por el éxito del evento, destacando la organización impecable y la participación del público. Además, resaltó que la organización este año se había marcado como objetivo reducir la huella de carbono de esta celebración, como parte de su compromiso con la sostenibilidad ambiental.

En su discurso durante la gala, Moreno destacó el compromiso continuo de la institución para combatir el intrusismo y profesionalizar el sector cinematográfico. Desde su llegada al cargo, han trabajado incansablemente para unir sinergias, promover la producción local y elevar los estándares de calidad. Un paso significativo en esta dirección fue el cambio del logotipo de la academia, reflejando así su evolución y adaptación a las demandas del sector.

La gala fue un claro ejemplo de profesionalismo, logrando mantener un equilibrio perfecto entre la celebración del cine y la seriedad necesaria para destacar la importancia del evento. Se evitó caer en el exceso de espectáculo, priorizando siempre el contenido y la relevancia de los premios. La nueva academia demostró su compromiso con esta nueva etapa, reivindicando su papel en la industria cinematográfica y llevando a cabo una gala que estuvo a la altura de sus objetivos y principios.

El papel de una academia de cine es multifacético y fundamental para la industria cinematográfica, ya que juega un papel crucial en el desarrollo, promoción y protección del cine como forma de arte y medio de expresión cultural. Para ello, es necesario tener recursos y saber gestionarlos honesta y correctamente.

La presentación de la gala a cargo de Luis Larrodera fue destacada por su simpatía, profesionalidad, corrección y amenidad, evidenciando su experiencia y soltura en el escenario. Por poner un pero a casi todas las voces de la gala, creemos que es momento de pasar ya a la acción y dejar de repetir como un mantra discursos sobre la importancia de creérnoslo más, y de decir que no hay que tener recelos del éxito de nuestros compatriotas, ni poner de ejemplo continuamente a quienes llevan con su éxito la bandera de Aragón por el mundo. Es hora de menos palabras y más acción. Es como en el caso del Real Zaragoza: por más que se hable de los sentimientos hacia el escudo y los valores que representa, al final lo que importa es ganar partidos jugando. Además, es necesario señalar y marginar a aquellos que practican el «bolling», sin darles más cabida en la conversación.

 

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