El sábado pasado, Zaragoza se cubrió de tristeza al despedir a uno de sus más queridos hijos, el poeta Rosendo Tello. Con 93 años de vida, Tello nos dejó un legado invaluable en el mundo de las letras aragonesas.
Recordado por su pasión por la poesía y su dedicación a la literatura, Rosendo Tello no solo era un brillante escritor, sino también un ser humano excepcional. Para aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo, era más que un poeta; era un amigo leal, un espíritu generoso que siempre brindaba una sonrisa y una palabra de aliento.
Con más de veinte libros de poesía publicados, así como memorias y ensayos, Tello dejó una huella imborrable en la comunidad literaria. Su profunda reflexión sobre la vida y el ser resonó en los corazones de muchos, inspirando a soñar y a buscar la verdad en cada palabra escrita.
Su contribución a la cultura aragonesa va más allá de sus obras; como uno de los autores de las letras del Himno de Aragón, ayudó a enaltecer el orgullo y la identidad de su tierra natal.
Hoy, mientras nos despedimos de Rosendo Tello, recordamos no solo al poeta, sino al hombre cálido y amable que tocó nuestras vidas con su presencia. Su legado vivirá en cada verso que escribió y en los corazones de quienes encontraron consuelo y esperanza en su poesía.