Reflexiones a través del movimiento: ‘El último lugar del mar’ en Ecuador»

 

En Quito, Pablo Roldán ha dado vida a «El último lugar del mar», una obra de danza contemporánea que desafía las fronteras del movimiento y explora la esencia humana. Este espectáculo, que se estrenó esta semana en el teatro de la Compañía Nacional de Danza, no solo celebra los 48 años de la institución, sino que también invita a una profunda reflexión sobre la vida y la muerte a través del arte del movimiento.

Para Roldán, el título de la obra tiene un significado personal profundo: es el recuerdo de un momento íntimo con su padre, un domingo cualquiera. Este evento lo inspiró a explorar junto al elenco contemporáneo de la compañía cuáles serían sus propios «últimos lugares del mar», esos instantes que definen la existencia humana.

La obra no se limita a la danza; integra elementos teatrales, visuales y sonoros, inspirados en la obra «Medea Meditativa» de Pascal Quignard. Este enfoque multidisciplinario permite a los bailarines expresar emociones complejas y profundas a través de gestos y movimientos que desafían lo convencional.

Andrés Correa, productor de la Compañía Nacional de Danza, destaca que la obra busca ampliar los límites de la representación del cuerpo, transformando el escenario en un espacio donde lo cotidiano se fusiona con lo artístico. Los bailarines interactúan con elementos simbólicos como huevos, ramas y proyecciones, creando metáforas poderosas que hablan sobre la fragilidad y la belleza de la vida.

Cristina Baquerizo, asistente coreográfica, subraya el desafío de capturar la esencia efímera de cada momento en la interpretación de los bailarines, haciendo de cada actuación una experiencia única y auténtica para el público.

Para Pablo Roldán, la inspiración para esta obra surge de lo cotidiano, desde la literatura callejera hasta influencias visuales y musicales contemporáneas. Su proceso creativo es un viaje en el que entrelaza lo antiguo con lo moderno, siempre atento a capturar los momentos y las emociones que marcan la vida.

Con «El último lugar del mar», Pablo Roldán espera no solo captar la atención del público, sino también provocar una reflexión profunda sobre qué significa ser humano y cómo nos relacionamos con nuestro entorno y nuestras emociones más íntimas.

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