Una tragedia ha sacudido a Barcelona con el suicidio de dos hermanas, de 64 y 54 años, horas antes de ser desahuciadas de su vivienda debido al impago de alquileres acumulados que ascendían a 9,000 euros. Este trágico evento ha puesto de manifiesto nuevamente los desafíos crudos de la presión inmobiliaria en una ciudad donde el alquiler medio ha alcanzado los 1,200 euros, a pesar de diversas iniciativas adoptadas para mitigar estos problemas.
Las hermanas dejaron de pagar el alquiler desde 2021, justo después del fallecimiento de su madre por COVID-19, quien era la única con ingresos en el hogar. Desde entonces, ninguna de las dos pudo mantener el pago, lo que condujo al proceso de desahucio que culminó en esta tragedia.
Desconocimiento en la Comunidad y Respuesta Municipal
El caso ha sido un shock para la comunidad local y para las organizaciones no gubernamentales de ayuda a la vivienda, ya que las hermanas nunca buscaron asistencia o apoyo externo. Según vecinos del edificio, las mujeres llevaban una vida bastante retraída, con la mayor, Núria, siendo la única que ocasionalmente salía para hacer compras esenciales. La falta de integración en la comunidad dificultó la detección temprana de su situación crítica.
Los servicios municipales de Vivienda no pudieron establecer un informe de vulnerabilidad debido a la incapacidad de contactar con las hermanas durante sus visitas y al no recibir respuesta a los mensajes dejados. Hoy, especialistas del ayuntamiento están proporcionando apoyo psicológico a los vecinos afectados por esta trágica pérdida.
Reacciones y Movilización Social
El suicidio de estas hermanas es el segundo caso de esta naturaleza en Cataluña en 2024, subrayando el impacto devastador de los desahucios en las comunidades más vulnerables. Organizaciones como el Sindicat de Llogateres y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) han condenado enérgicamente lo sucedido, llamando la atención sobre las consecuencias letales de la crisis habitacional.
La PAH de Barcelona ha convocado a una concentración bajo el lema «No son suicidios, son asesinatos», programada para este martes en la plaza Sant Jaume a las 20:00 horas, en un esfuerzo por visibilizar y denunciar estas tragedias evitables.
Reflexión sobre la Crisis Habitacional
La historia de estas hermanas refleja no solo la tragedia personal y familiar, sino también los fallos sistémicos que perpetúan la crisis habitacional en ciudades como Barcelona. La alta inflación del alquiler y la falta de políticas efectivas de apoyo a los más necesitados continúan siendo un desafío crucial para las autoridades locales y nacionales.
Este trágico evento subraya la urgencia de medidas más sólidas y humanitarias para abordar la vivienda como un derecho fundamental, asegurando que tragedias como estas no se repitan en el futuro.