Cuando las masas odian porque sí

Los discursos de odio, vengan de donde vengan, solo conducen a la violencia.

Cuando insultan, amenazan o agreden a un político, -sea del partido que sea-, consiguen que una gran parte de la gente empatice con la causa y se sienta más cerca de él que nunca.

Eso es lo que consiguen, que la gente normal, la que solo quiere vivir y dejar vivir en paz, la que se enriquece escuchando ideas y pensamientos opuestos por extraños, antagónicos, extravagantes, utópicos o absurdos que parezcan, tenga que posicionarse y se radicalice e involucione.

En política, como en el fútbol, la violencia está en las gradas.

“… y cuando finalmente vinieron a buscarme a mi, no había nadie más que pudiera protestar.”

 

Alfonso de Campos

RPMRadio

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