El alcalde de Zaragoza destacó ayer que el asesinato «supuso un antes y un después en la lucha contra el terrorismo por la reacción social de condena y solidaridad que desencadenó».
Los concejales de los distintos grupos municipales del Ayuntamiento y el subdelegado del gobierno dieron lectura al manifiesto ‘La voz de las manos blancas’, en recuerdo a todas las víctimas del terrorismo.
El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, presidió el acto de homenaje que la Corporación municipal rindió la mañana de ayer ha al concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco, en el XXII aniversario de su secuestro y posterior asesinato.
El acto, que tuvo lugar en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento, contó con la proyección de imágenes de la Fundación que lleva su nombre, y la música de fondo de Héroes del Silencio, grupo favorito de Miguel Ángel.
Los concejales de los distintos grupos municipales y el subdelegado del gobierno, José Abadía, recordaron el secuestro de Miguel Ángel Blanco leyendo el manifiesto ‘La voz de las manos blancas’, que entre otras muchas cosas, señala que dicho manifiesto «es el esfuerzo colectivo que supuso la lucha contra ETA ante su imposición de miedo y odio», «es la historia de un proyecto exitoso de paz y estabilidad, de valores compartidos, que se integra en el profundo significado de las víctimas del terrorismo que, como Miguel Ángel Blanco, son referentes éticos y políticos de lo mejor que hemos sido capaces de construir juntos como sociedad».
El acto finalizó con la intervención del alcalde, que entre otras cosas manifestó que el asesinato de Miguel Ángel Blanco «supuso un antes y un después en la lucha contra el terrorismo por la reacción social de condena y solidaridad que desencadenó. España fue un clamor unánime gritando ¡basta ya!. Y a partir de aquellos trágicos días nada volvió a ser igual». Jorge Azcón resaltó que tras 22 años recordamos a Miguel Ángel Blanco y lo seguiremos recordando todos los meses de julio, «porque los españoles llevamos su recuerdo en el corazón y le debemos gratitud eterna por habernos enlazado de forma solidaria y de manera indisoluble en la batalla contra el terrorismo. Es nuestra obligación como ciudadanos y como instituciones democráticas mantener vivo su recuerdo».