Tal vez…

 

Tal vez…

Tal vez hayamos aprendido a tener en cuenta que la desolación rabia e impotencia que sienten muchas empresas en estos tiempos por no poder levantar sus persianas, es muy similar a la que han sentido durante años otras muchas a las que esas mismas empresas habían despreciado o rechazado infinidad de veces, simplemente no dedicándoles ni siquiera unos minutos de su preciado tiempo porque siempre estaban ocupadas o sus gerentes reunidos cuando querían ofrecer sus servicios.

Tal vez la tormenta pasé y tal vez todos hayamos aprendido la lección de que aquí nadie es más que nadie, porque todos «vendemos algo» y todos, sin ninguna excepción, nos necesitamos.

A veces las empresas de la competencia cebadas con dinero público o financiadas con el beneficio de otras de un mismo grupo, copan el mercado actuando como un virus ante las demás, comportándose como aquel director de banco que solo aceptaba comer con sus mejores clientes hasta que lo sustituyó una máquina.

Prometo que cuando todo esto acabe escucharé con la misma atención e interés al mismísimo Amancio Ortega que a aquel comercial de la empresa de telefonía de turno que siempre llamaba en el momento más… ¿inoportuno?

Alfonso de Campos
RPMRADIO

 

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