Los cementerios de las tres capitales aragonesas afrontan proyectos de mejora, accesibilidad y servicios. Algunas de sus infraestructuras, las ubicadas en las zonas más antiguas, amenazan incluso con derrumbarse si no experimentan una reforma. Una característica común de los cementerios de Huesca, Zaragoza y Teruel es que los tres aumentarán su número de columbarios ante el aumento de las incineraciones.
En el cementerio de Torrero, en Zaragoza, se va a mejorar la accesibilidad en varios espacios. Se conseguirá, además, aumentar la oferta de nichos sin hacer nuevas construcciones. Unos trabajos que, según la previsión, podrían iniciarse en cuatro meses. Respecto a la necesidad de nuevos columbarios, el consejero de Urbanismo del consistorio zaragozano, Víctor Serrano, ha indicado que hay apenas «300 que estén vacíos. Y estamos ahora, también, en el proceso de construcción de 1.620 nuevos». Una respuesta al aumento de la demanda de estos enterramientos.
La prioridad en el caso de Teruel es arreglar los techos de los nichos más antiguos. En la capital turolense ya se ha sustituido y consolidado la cubierta de varios, aunque las últimas lluvias provocaron desprendimientos. «Se ha vallado el acceso para evitar que pueda haber algún otro desprendimiento y que pudiera afectar a las personas. El proyecto está ya aprobado y la idea es licitarlo y que se pueda ejecutar a lo largo del año que viene», apunta Ana Oliván, concejal de Cementerio y Servicios Funerarios. Además, está pendiente de aprobación un nuevo proyecto para construir 273 nichos y cuatro módulos de 28 columbarios cada uno.