Recordando a Rafael Bardají Pérez: Más que un jefe, un mentor


Hoy nos despedimos de Rafael Bardají Pérez, más que un jefe, un mentor, que ha dejado una marca indeleble en el periodismo en particular y en el ámbito aragonés en general. Para muchos, incluyéndome, fue mucho más que un compañero de trabajo; fue una figura inspiradora que guió nuestras carreras y nuestras vidas.
Mi vínculo con Bardají se forjó en la extinta Antena Aragón, donde tenía el privilegio de presentar el programa de economía «El Dinero». Bajo su dirección, aprendí no solo sobre periodismo, sino también sobre pasión y dedicación. Siempre estaba dispuesto a compartir su sabiduría y experiencia, transformando cada desafío en una oportunidad de aprendizaje. Me vienen a la cabeza sus conversaciones apasionadas sobre la historia y las artes gráficas, su visión de crear un museo que preservara nuestras raíces culturales. Su entusiasmo era contagioso, y su compromiso con Aragón era evidente en cada proyecto en el que se embarcaba.
En aquel entonces, además de mi trabajo en la televisión, tenía una imprenta donde conservaba algunas máquinas antiguas. Rafa compartía mi interés en preservar estas reliquias de la impresión, y su deseo de donarlas para contribuir a la creación del museo era evidente en cada conversación que teníamos. Y cómo olvidar su característico estilo, siempre con un chupa-chups en la boca al más puro estilo de Kojak, dándole un toque distintivo a su presencia. Pero más allá de su papel en la televisión, Bardají fue un defensor incansable de la verdad y la libertad de expresión. Su carrera en el periodismo, marcada por su agudeza y su compromiso con la ética profesional, ha dejado una huella imborrable en el paisaje mediático de Aragón. Con su partida, nos deja un legado de integridad, pasión y compromiso. Aunque su ausencia se sentirá profundamente, su influencia perdurará en aquellos a quienes tocó con su sabiduría y su amabilidad.
Descansa en paz, Rafael Bardají Pérez. Lamento profundamente no haber concretado ese continuo saludo de ‘a ver cuándo tomamos un café’. No deberíamos posponer las cosas importantes.
Tu espíritu seguirá guiándonos en nuestro camino, recordándonos siempre la importancia de seguir nuestros sueños y defender aquello en lo que creemos.

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