La tensión en el Congreso de los Diputados este miércoles, desatada por la famosa pregunta de Rufián a Pedro Sánchez, puso de manifiesto un presidente del Gobierno visiblemente afectado. En ese momento crucial, quien se encontraba más cerca de él era María Jesús Montero, la figura que ahora se coloca en el centro de la atención durante este periodo de reflexión del presidente sobre su continuidad en el Ejecutivo. Montero desempeña un papel crucial en estos días, y dependiendo de la decisión que Pedro Sánchez comunique el lunes en su comparecencia, ella podría convertirse en la primera mujer al frente del Gobierno, aunque solo sea de forma temporal.
El jueves, Montero rompió su silencio por primera vez desde que Sánchez lanzó su carta a la ciudadanía. Como vicepresidenta primera del Gobierno, aseguró que tanto en el Ejecutivo como en el PSOE están volcados en transmitir «energías positivas» a Pedro Sánchez para que continúe liderando el país. Se mostró comprensiva con la decisión de Sánchez de cancelar su agenda pública ante lo que describió como una «campaña de acoso y derribo» orquestada por la derecha y la ultraderecha, que incluyó un «ataque directo» a su esposa con una denuncia que considera falsa.
Montero afirmó que conoció la decisión del presidente al mismo tiempo que el resto de ciudadanos, a través de su carta en las redes sociales, lo cual consideró un acto de «absoluta sinceridad y honestidad». Ahora, dijo, están centrados en apoyar la decisión que Sánchez tomará el lunes, deseando que sea la de continuar al frente de un proyecto fundamental para España.
Como mano derecha y principal apoyo de Sánchez, Montero ha sido constante en su respaldo al presidente, al que considera «un orgullo, una referencia en Europa». Ante la posibilidad de convertirse en la primera presidenta en funciones en la historia de la Democracia, Montero aseguró que el foco debe estar en Sánchez, destacando su liderazgo y la importancia de su continuidad para el país.
En medio de la agitación política, Montero rechazó las acusaciones de la oposición sobre posibles intereses estratégicos detrás de los movimientos de Sánchez, calificándolas de «mezquinas». Su atención está centrada en el presidente y en apoyarlo en este momento crucial para el futuro del país.