Zaragoza celebra su patrón con su tradicional roscón, en esta ocasión, de 630 metros y 700 kilos de peso.
400 kilos de harina, 160 kilos de azúcar, 500 huevos, 3,3 kilos de sal, casi 4 kilos de ralladura de limón y de naranja, 60 kilos de mantequilla, 23 de leche en polvo, 20 kilos de levadura panadera, doce kilos de almendra en polvo y diez kilos de avellana han sido los ingredientes para su elaboración, además, para su decoración se han empleado 46 kilos de fruta confitada, 35 kilos de crema pastelera y 40 kilos de azúcar. Un roscón fabricado desde hace 15 años por Francisco Bentué, quien ha dicho que se encarga de elaborarlo desde que se fundó cuando se quería que fuera el récord Guiness pero la primera vez no se consiguió porque se hizo por piezas y lo querían entero. Este roscón se ha calculado para unas 18.000 personas, de las cuales, los más madrugadores ya hacían fila desde primeras horas de la mañana.
La tradición del Roscón es muy antigua, probablemente de la Edad Media, cuando los grandes próceres de cada localidad ofrecían en los días festivos lo que se llamaba las migajas a sus súbditos. Con el paso del tiempo derivó en el roscón dulce. En Zaragoza, en 1800 ya había tres establecimientos que elaboraban el Roscón de San Valero.
“San Valero rosconero y ventolero” es un dicho que explica la tradición de comer roscón el 29 de enero, y también la climatología de nuestra ciudad. Y es que para estas fechas, el cierzo suele hacer su aparición.
La climatología no frena a los zaragozanos a celebrar este día junto a familiares y amigos y, desde hace casi 30 años, el Ayuntamiento de Zaragoza obsequia a los vecinos con roscón en la Plaza del Pilar.
Se da la circunstancia además que este 29 de enero de 2020, el cierzo no ha soplado y la climatología ha sido esplendida por lo que muchos visitantes han podido saborear su porción de roscón y disfrutar de los museos que han abierto hoy sus puertas.