Veinte años han pasado desde el fatídico 11 de marzo

Veinte años han pasado desde el fatídico 11 de marzo de 2004, fecha en la que España fue sacudida por el mayor acto terrorista en su historia. En aquel día trágico, 192 personas perdieron la vida y más de 2.000 resultaron heridas como consecuencia de las explosiones en cuatro trenes de cercanías en Madrid. Este evento marcó un punto de inflexión en la lucha contra el terrorismo en España, ya que representó un cambio significativo de un enfoque centrado en grupos como ETA a enfrentarse al terrorismo yihadista, cuyo objetivo es el dolor, el miedo y la destrucción indiscriminada.

La respuesta a este nuevo desafío fue un aprendizaje valioso para la Policía Nacional y los servicios de inteligencia, que se vieron obligados a estudiar y enfrentar el funcionamiento de Al-Qaeda. Hoy, dos décadas después, la amenaza terrorista ha evolucionado hacia nuevas formas de radicalización y proselitismo, con un enfoque en grupos como el Estado Islámico (ISIS) y sus ramificaciones.

La captación de individuos por parte de estos grupos extremistas se aprovecha del descontento y la desesperación, particularmente en áreas afectadas por conflictos como el conflicto entre Israel y Hamas en Gaza, así como en regiones como el Sahel, donde la pobreza y la presencia de estados fallidos facilitan la radicalización.

La tecnología ha desempeñado un papel crucial en la evolución del terrorismo, con grupos extremistas utilizando las redes sociales, los medios de comunicación y la «deep web» para reclutar seguidores y difundir su mensaje de odio. En respuesta, los centros de inteligencia trabajan incansablemente para dificultar la organización de ataques de gran envergadura como los ocurridos en Madrid o Londres.

Veinte años después, las cicatrices emocionales de aquel fatídico día siguen siendo profundas para las víctimas y sus familias. Muchos siguen luchando contra el estrés postraumático y la depresión, sin encontrar el cierre necesario para sanar completamente. La incertidumbre y el miedo persisten, recordándoles que la amenaza terrorista sigue presente, aunque los objetivos y métodos puedan cambiar con el tiempo.

Mientras tanto, tres de los 18 condenados por los atentados del 11M siguen cumpliendo sus penas en prisión, con la fecha de liberación fijada para marzo de 2044. Sin embargo, la identidad del máximo responsable del crimen sigue sin ser confirmada, dejando muchas preguntas sin respuesta incluso dos décadas después del trágico suceso.

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