En las elecciones catalanas, el PSC emerge victorioso, desplazando al independentismo de su mayoría parlamentaria. Con 42 diputados, Salvador Illa encabeza una nueva etapa política, mientras Junts per Catalunya se afianza como segunda fuerza con 35 escaños. ERC sufre un duro revés, quedándose con 20 diputados. Esta pérdida de hegemonía independentista marca un hito en la historia política catalana.
La victoria del PSC ha llevado a Salvador Illa a proclamar una «nueva etapa» en Cataluña, enfatizando la inclusión de todas las opiniones y la priorización de los servicios públicos en su agenda política. Anunció su intención de formar gobierno tan pronto como se constituya la Mesa del Parlament.
Por otro lado, Carles Puigdemont desde Argelès-sur-Mer (Francia), rechazó la idea de un gobierno tripartito, abogando por la construcción de un ejecutivo sólido con «obediencia netamente catalana». Asimismo, extendió la mano a ERC para reforzar la unidad del movimiento independentista.
En contraste, el hasta ahora presidente Pere Aragonès, asumió la derrota de ERC y señaló que el partido pasaría a la oposición para gestionar la «nueva etapa» que se abre en Cataluña. Esta decisión sugiere un replanteamiento interno dentro de la formación ante los resultados electorales.
Mientras tanto, el candidato del PP, Alejandro Fernández, celebró el ascenso de su partido, calificando los resultados como el «finiquito del ‘procés'». Este avance del PP, sumado al colapso de Ciudadanos, cambia el panorama político catalán, fortaleciendo la presencia del partido conservador en la región.
En resumen, las elecciones catalanas dejan un escenario político fragmentado y la desaparición de la mayoría independentista en el Parlament, sin claras mayorías que faciliten la formación de gobierno.
Salvador Illa lidera la victoria del PSC en las elecciones catalanas, marcando un nuevo rumbo político
En las elecciones celebradas en Cataluña el 12 de mayo de 2024, el Partido Socialista de Cataluña (PSC), liderado por Salvador Illa, ha emergido como la fuerza más votada, desbancando al independentismo y trazando una nueva trayectoria política en la región. Los resultados confirman las predicciones de las encuestas, situando al PSC por encima de Junts y ERC, mientras el Partido Popular (PP) registra un significativo avance para posicionarse como cuarta fuerza política.
Concretamente, el PSC obtiene 42 escaños, seguido por Junts con 35 y ERC con 20. Esta distribución de escaños en un Parlament fragmentado, con hasta ocho fuerzas representadas, plantea un escenario político complejo para la gobernabilidad de Illa.
En términos regionales, los resultados varían en cada provincia. En Barcelona, donde se reparten la mayoría de los escaños, el PSC lidera con 28 diputados, seguido por Junts con 18 y ERC con 12. En Tarragona, Girona y Lleida, la distribución de escaños refleja un equilibrio de fuerzas entre las principales formaciones políticas.
Ahora, el foco se desplaza hacia las negociaciones postelectorales y la formación de gobierno. Un tripartito de izquierdas entre PSC, ERC y Comuns podría alcanzar la mayoría absoluta, pero las tensiones y discrepancias ideológicas complican un acuerdo inmediato. Por su parte, Carles Puigdemont, desde el exilio, no descarta explorar alianzas y reclama un replanteamiento en el movimiento independentista.
Salvador Illa, asumiendo la responsabilidad de liderar esta nueva etapa política, anuncia su candidatura para la presidencia de la Generalitat, subrayando su compromiso con todos los catalanes y catalanas. Los resultados electorales marcan un hito en la historia política de Cataluña, abriendo un camino hacia un escenario político más diverso y desafiante.
