El Real Zaragoza incapaz de nada (2-0)

El Real Zaragoza continúa en una espiral descendente, incapaz de encontrar soluciones mientras su entrenador, Julio Velázquez, parece ahogarse en una maraña de excusas. El equipo aragonés no logró cambiar el rumbo de los últimos encuentros frente a un Valladolid que se conformó con lo mínimo. Los blanquillos no mostraron capacidad para generar peligro durante todo el partido. A pesar de alinear un once novedoso debido a numerosas ausencias por lesiones, solo el joven canterano Terrer destacó entre la apatía generalizada en otro encuentro para el olvido, agravando así la situación de un equipo que solo ha marcado un gol en las últimas cinco jornadas.

En medio de una revolución en la alineación, Velázquez insinuó un cambio de esquema, alternando entre una línea defensiva de cinco y otra de cuatro, con Francés ocupando el lateral izquierdo y Terrer y Valera en el centro del campo. El Real Zaragoza cedió la posesión a un Valladolid que tuvo algunas llegadas peligrosas sin lograr concretar, mientras que por parte blanquilla, apenas un disparo desviado de Maikel Mesa. Siguiendo un guion similar a los últimos desplazamientos, el Zaragoza jugaba sin arriesgar demasiado, sufriendo en defensa pero sin exigir al portero rival. El problema principal radicaba en la falta de creatividad en el juego y en la incapacidad para generar oportunidades de gol. El equipo se mostraba demasiado predecible.

Justo antes del descanso, Amath castigó al equipo de Velázquez con una brillante jugada individual que culminó en gol. El descanso llegó con la sensación de que el Zaragoza aún no había dado señales de vida.

En la segunda mitad, el equipo zaragocista apenas logró inquietar al Valladolid, con un único disparo a manos del portero rival. A pesar de los cambios realizados por Velázquez, la situación no mejoró y el Valladolid, retrocediendo en el terreno, entregó el balón al Zaragoza, que no supo qué hacer con él. La segunda parte fue un ejercicio de impotencia para unos jugadores que fallaron pases fáciles y se perdieron en balones largos sin destino. En este contexto, Amath sentenció el partido con otro gol brillante, cerrando así la derrota y posiblemente, la era Velázquez.

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